domingo, 9 de marzo de 2008

Día 4º.- 24.Oct.2007. En Bhaktapur: sólo, perdido y... encantado

24.Oct.2007. Casi al término de mi cuarta jornada de viaje, entro en un cibercafé de Bhaktapur. Por unas pocas rupias me conecto a Internet y –yo solito, por primera vez- consigo acceder y escribir en mi blog, aunque sea sin tildes:

Ya son las 7 de la tarde aqu'i en Bhaktapur a donde hemos venido esta manana y en donde me quedar'e a dormir. Se trata de una ciudad medieval nepal'i que fue la capital del reino hace muchos anos. El tr'afico est'a restringido por lo que es una delicia poder pasear por sus calles y visitar sus templos a Shiva, Visn'u,...pero sobre todo coconcer a sus gentes que realmente parecen de otro siglo. Por lo visto aqu'i se rod'o una parte de El Pequeno Buda de Bertolucci. Estos d'ias son las fiestas de Dasain y los suelos de las plazas p'ublicas de Bhaktapur esta'an cubiertas de espigas de arroz que las mujeres ponen a secar al sol, a beldar y al atardecer cada familia recoge lo suyo hasta el d'ia siguuiente. El arroz es el principal alimento de los nepaleses
Ahora, por la noche, se escuchan pequenos grupos de ancianos que cantan mantras con tambores y cr'otalos a las puertas de los templos. La gente es encantadora y muy hospitalaria. Despu'es de que ha anochecido hace m'as de una hora, las calles est'an llenas de gente paseando. Parecer'ia la tarde de domingo en un pueblo cualquiera, si no fuera por la tez oscura y la vestimenta de los paseantes con sus saris, sus topis... las adolescentes que pasean del brazo con vestidos de colores viv'isimos, son guap'isimas y muy t'imidas...si les dices algo sonr'ien azoradas, juntan las palmas de las manos a la altura del cuello y dicen: Namast'e, el saludo nepal'i.

El día había comenzado con mis salutaciones al sol, la duchita, recogida y orden de equipaje y el desayuno en la terraza con Ale. En mi camino hacia la casa de Vijay, me entretuve un poco tratando de buscar un regalo que le gustara a Pedro pues cumplió años antes de ayer (al final, una navaja multiusos.. cunera, claro!). Después hemos viajado en taxi a Bhaktapur –Bhadgaon, ciudad del arroz- en donde hay que pagar 750 NR -10,00 euros aprox.- por entrar! Aunque aquí es una pasta, tampoco es cuestión de poner cara de digno y darme la vuelta! Entramos directamente a Durbar Square –Plaza Real- que es como entrar directamente en un escenario de ensueño. Una estatua del terrible Bhairab (manifestación de Shiva) y otra de la no menos terrible Durga (manifestación de su esposa Parvati) dan la bienvenida. A un lado, el Palacio de las 55 ventanas con su impresionante Puerta Dorada –Golden Gate- y, conformando irregularmente la plaza, extraordinarias edificaciones en piedra, ladrillo, madera labrada: Una copia del templo de Patsupathinath, el templo de Vatsala Durga, la columna del rey Malla, Char Dham (cuatro pequeños templos que representan los lugares de peregrinación hinduísta para los que no puedan viajar), la gran campana de Taleju,…pero aún me impresiona más caminar por sus calles en los que la vida discurre en una hermosa e increíble atmósfera oriental-medieval.

Después de comer, Pedro y yo nos despedimos. Él regresa a Gokharna y, a partir de ahora seguiré el viaje yo sólo. Armado con la lonely planet y la cámara de fotos dejo que mis pies me lleven por el corazón de la ciudad sin un itinerario fijo. Vago por estrechas calles y pequeñas plazas en donde se seca el arroz. A veces llego a pasadizos sin salida y tengo que darme la vuelta ante los ojos curiosos de los lugareños. Al cabo de un tiempo tengo que rendirme a la evidencia: me he perdido. Es absurdo preguntar pues no me entenderían, así que intento orientarme hacia donde veo mayor tránsito de gente, buscando alguna de las calles principales que me lleven de regreso a Durbar Square. Aparezco, sin embargo, en Tachupal Pole, la antigua –y bellísima- plaza central de Bhaktapur. (Lo de Tachupal suena a México precolombino, a que sí?) Sonrío mientras hago fotos a las escenas eróticas talladas en madera del templo de Dattatreya. Ya orientado, visito Thaumadi Pole, Potters’ Square,… Entro en una pequeña tienda de artesanía (aquí son famosos los artesanos de la madera; magníficas ventanas con celosía y marcos labrados profusamente: muy famosa la Peacock Window). El vendedor es estudiante ¡de español!. Ante su insistencia le digo que, antes de irme de la ciudad, le compraré la miniatura de una ventana labrada. Localizo un cibercafé e intento, con éxito, publicar unas cuantas frases en mi blog.

Después de caminar durante horas y horas por Bhaktapur, me voy a descansar, sólo, en la guest house “Golden Gate”, regentada por unos amigos de Pedro. Confieso que esta tarde cuando me perdí, además de sentirme un poco “torpe”, también he experimentado el vértigo de la soledad. Hasta ahora Pedro ha sido mi guía y se lo agradezco en el alma. También le he de agradecer haberme dejado sólo, aunque orientado: como una flecha disparada desde un arco, que sólo los vientos o los obstáculos podrán variar su recorrido. Me siento bien pensando que ahora podrá dedicar el tiempo a lo que realmente le ha traído aquí y yo me encuentro “really excited” (mezcla positiva de entusiasmo y nerviosismo) ante mi nueva situación. Me esperan unos días apasionantes con su dosis de incertidumbre. Parece que mi mente viaja a tiempos remotos en los que me tenía que buscar la vida yo sólo. Estoy encantado.