miércoles, 15 de octubre de 2008

DEJAR DE FUMAR?

Hace más de 8 años –el 15 de mayo de 2000 concretamente- fumé mi –hasta ahora- último cigarrillo. Para ser sincero he de decir que tal hecho no fue el resultado de la decisión valiente que culmina un proceso de reflexión -¡He decidido dejar de fumar!- sino la consecuencia de una serie de circunstancias que debieron de propiciar alguna conjunción planetaria… o algo así. Si, más bien fue un... “algoasí” lo que me mantuvo en vela durante la noche que siguió a aquel día, un "algoasí" que se desplazaba a su antojo por mi sistema gastrointestinal, digamos que... “del uno al otro confín”. A la mañana siguiente cuando sonó el despertador, lo mandé a paseo –al despertador- y, por fin, pude dormir de seguido toda la mañana. A mediodía desperté, bebí agua para no provocarlo -al “algoasí”- y volví a caer en el nirvana hasta que retorné a la vida consciente ya a última hora de la tarde. Fue entonces cuando me di cuenta que llevaba casi 24 horas sin fumar y quizá igual número de años que eso no ocurría. [No, no soy capaz de dejar de fumar –pensé- no tengo las fuerzas suficientes para decir adiós al vicio. Si alguna vez pensé en ello, rechacé inmediatamente la idea de plantearme de forma seria y consciente abandonar el placentero ejercicio de aspirar y expirar el rico humo del tabaco]. Recordé que mi amigo Paco para esos días de moral baja tiene su receta personal: plantearse objetivos alcanzables, metas cercanas, de manera que al conseguir lo fácil, cogemos el ánimo y la “carrerilla” suficiente para afrontar la siguiente etapa, un poco más difícil. Y eso fue lo que yo hice: intentar superar una jornada completa sin tabaco. Cuando al día siguiente me desperté –ya enganchado al inexorable horario laboral- me fui al curro con mi pequeña victoria. No fue fácil aguantar el reto durante las siguientes 24 horas, pero lo logré y después pasó otro día y otro… [La sóla idea de no volver a fumar nunca más…. me animaba a fumar!, pero al reducir el desafío a sólo unas horas no me resultaba tan difícil resistir la tentación]. Fue entonces cuando Enrique me propuso viajar a la Noguera-Pallaresa el siguiente fin de semana y le dije: si consigo mantener mi pulmón “deshabitado” para entonces, me lo daré de premio. Y logré el premio y en aquel fin de semana en el Pirineo de aire libre, río, barrancos y bicicleta (y abstinencia nicotínica) me puse una nueva meta: aguantar sin fumar hasta el día de Nochevieja y, si lo lograba, me fumaría un cigarrillo con las doce campanadas. A pesar de un par de ataques de ansiedad -y sin recordar qué coño hacía yo antes con las manos- llegué al 31 de diciembre. Me dio miedo el regalo prometido y decidí alargar el plazo hasta cumplir un año. Y l llegar esa fecha lo postpuse de nuevo hasta el final del 2001. Y, cuando ya no encontré otra excusa, me dije a mí mismo, incrédulo: bueno, si alguna vez me invitan a Cuba me fumaré un puro!

Agosto de 2008. Sigo sin fumar. El destino me ha llevado a La Habana. Por la tarde, tomo un “mojito” en el “Nacional”. La tarde comienza a caer y yo comienzo mi camino por el Malecón hacia La Habana Vieja. Parejas de novios, familias enteras, grupos de viejos y pandillas de jóvenes, solitarios, matrimonios, adolescentes, algún pescador, vendedores de maní, niños, amantes,…todos acuden a la cita diaria junto al largo paredón que el mar azota mientras el sol se va poniendo cada vez más colorao, colorao… hasta desaparecer. Cuando llego al “Floridita” ya es de noche. He caminado un par de horas. Unos daiquiris me animan a pecar. Enciendo un “Robusto”. Huuummmm ¡Qué delicia aspirar el aire a través de las trenzadas hojas de tabaco encendidas! ¡Que placer soltar el humo fresco a pequeñas bocanadas que se pasean antes por mi boca! Miro a la escultura de bronce de "Don Elnesto" junto a la barra e imagino mirar a través de sus ojos. Un pequeño grupo de música ameniza la noche. Al escuchar un tema conocido invito a bailar a las dos mujeres que me acompañan pero me dan "calabazas".

No he vuelto a fumar desde entonces, pero espero encontrar otra ocasión tan hermosa y tan propicia para disfrutar de un buen habano. Que sí